La Escuela Quiteña: Arte y Devoción en los Andes Coloniales

Un arte nacido del encuentro

La Escuela Quiteña, surgida en el actual Ecuador durante el periodo virreinal, es una de las expresiones más refinadas y singulares del arte colonial en América Latina. Formada en torno al taller jesuita de San Luis y consolidada entre los siglos XVII y XVIII, esta escuela integró influencias europeas con imaginarios y técnicas indígenas, dando lugar a una estética profundamente devocional y mestiza.

Características y estilo

El arte quiteño se distingue por su detallismo, dramatismo y espiritualidad intensa. Las figuras suelen presentar rostros expresivos, gestos exagerados y una marcada teatralidad barroca. En la pintura, predominan los colores intensos, fondos oscuros y una fuerte carga simbólica. Se utilizaban técnicas mixtas como el estofado (pan de oro sobre madera tallada y policromada) y materiales autóctonos adaptados a las formas europeas.

Devoción hecha imagen

La mayor parte de la producción quiteña estuvo al servicio de la evangelización y la devoción popular. Imágenes de la Virgen, Cristo y los santos fueron difundidas en conventos, iglesias y hogares. Destaca la presencia de iconografías como la Virgen Dolorosa, el Ángel Custodio y los milagros eucarísticos. Este arte no solo enseñaba la doctrina, sino que apelaba a la emoción del espectador, generando una experiencia casi mística.

Un legado que inspira

Artistas como Miguel de Santiago, Bernardo de Legarda y Manuel Chili (Caspicara) son algunos de los grandes exponentes de esta escuela, cuya influencia trascendió lo local para irradiar a otras regiones andinas. Hoy, la Escuela Quiteña es valorada como patrimonio cultural y espiritual.

En la galería Eliche, reconocemos la importancia de este legado. Algunas de nuestras propuestas artísticas contemporáneas dialogan con esa tradición devocional andina, explorando la identidad y la fe desde lenguajes actuales.

Ven a conocer este legado vivo

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