Técnica y simbolismo en la pintura quiteña: el barroco mestizo andino

Orígenes y contexto

En plena Cordillera de los Andes, entre los siglos XVII y XVIII, la ciudad de Quito alumbró una vertiente artística única: el barroco mestizo andino. Los talleres quiteños combinaron el dramatismo del barroco europeo con cosmologías indígenas, creando obras de gran virtuosismo técnico y profundo simbolismo religioso. Esta fusión dio lugar a una escuela pictórica donde el pan de oro convive con pigmentos de cochinilla y motivo floral andino, inaugurando un diálogo visual que hoy sigue inspirando a la galería de arte en Madrid Galería Eliche.

Técnicas híbridas: del pan de oro al enconchado

Los pintores quiteños adoptaron la técnica del estofado —panes de oro bruñidos y luego raspados para revelar motivos geométricos— pero la enriquecieron con hojas de plata envejecida que sugerían cordilleras nevadas. A ello sumaron el enconchado, incrustaciones de nácar sobre la superficie que capturaban la luz como los nevados de la sierra. El uso de glazes sucesivos generaba veladuras profundas, mientras los pigmentos indígenas (añil, achiote, cochinilla) aportaban rojos y azules intensos. Todo ello producía imágenes vibrantes, donde la mirada se pierde entre brillos y transparencias. En Galería Eliche hemos dialogado con estas técnicas en la muestra "Sincretismos", contraponiendo láminas coloniales con obras de artistas actuales que retoman el estofado digital en soportes mixtos, demostrando cómo el arte barroco mestizo andino contemporáneo en Madrid puede reinterpretar procesos seculares.

Simbolismo andino en clave católica

Bajo la pátina dorada, los lienzos de la Escuela Quiteña son auténticos tratados teológicos y cosmogónicos. Las Vírgenes se alzan sobre medias lunas —símbolo mariano y emblema inca del mobiliario celeste—, mientras querubines de rasgos indígenas sostienen quipus en lugar de filacterias. El sol de Inti se insinúa tras aureolas radiantes y plantas de la quina flanquean los altares, vinculando sanación y fe. En obras como la Inmaculada Concepción (1686) de Miguel de Santiago, el dinamismo del drapeado barroco dialoga con la exuberancia de la flora local, recordándonos que la evangelización visual fue también un ejercicio de traducción cultural. Este cruce simbólico resuena hoy en nuestra programación sobre raíces americanas, acercando estas claves al público europeo en plena exposición de arte en Madrid.

Fuente: Wikipedia
Fuente: Wikipedia


Artistas representativos y una obra clave

  • Miguel de Santiago (1626-1706): maestro del dramatismo tenebrista, supo integrar gamas cromáticas andinas en escenas bíblicas. Su Inmaculada Concepción destaca por la sutileza del estofado y la presencia de flores de chuquirahua que solo crecen en altitudes ecuatorianas.

  • Nicolás Javier de Goríbar (1666-1740): renovó la escuela con composiciones más luminosas y rostros de serena espiritualidad indígena. Su serie de ángeles arcabuceros ilustra la militarización simbólica de la Contrarreforma en territorios americanos.

Estas figuras cimentaron un legado pictórico que trasciende el marco colonial y continúa inspirando creadores latinoamericanos exhibidos en Galería Eliche.

Vive el mestizaje en Galería Eliche

Si te apasiona el arte barroco mestizo andino, te invitamos a descubrir su eco contemporáneo en la Galería Eliche, galería de arte en Madrid situada en el corazón del barrio de Las Letras. Nuestras próximas exhibiciones exploran cómo las técnicas quiteñas se reimaginan en medios digitales y soportes mixtos, enlazando siglos de creación transatlántica. Agenda tu visita o solicita una experiencia guiada: estaremos encantados de mostrarte cómo la tradición andina late hoy en cada pincelada. ¡Te esperamos!